miércoles, 27 de julio de 2011

Carcelero de su Castigo

Carcelero de su Castigo

Poesía sin rima
Canción sin melodía
No hay belleza en el dolor


Sin afán de pecar, he pecado i peco. Me he faltado a mí y a mis queridos, robado placeres ajenos, matado ilusiones y asesinado corazones. Y no sigo por que no quisiera ser pretencioso en el arte de pecar.
Ante esto me pregunto cual es mi castigo y donde esta mi prisión.
Es quizás mi castigo este desconsuelo tenaz que me consume?
Que gracioso es el destino en su azaroso quehacer al convertir al prisionero en su propio carcelero. 
Carcelero de su castigo. 

Desconsuelo, vació, que burdas acepciones para tan sofisticado dolor.

A.A.A.

Se acabo

Se acabo,
sales, bebes, ríes y otra vez bebes.
Casi la olvidas y de repente la ves.
Delante, en plena noche, 
de la mano de un don nadie. 
Te ve.
En su rostro orgullo, rabia y la belleza de siempre.
Sustentando el porte, algo de seguridad,
el resto, solo es pose.
Te giras, andas y piensas
y vuelves a salir
y bebes, y bebes, y casi olvidas..

A.A.A.

viernes, 25 de febrero de 2011

Me gustaría empezar a teclear y no detenerme.


Que del continuo pulsar de teclas,
saliese el más bello de los relatos.
Un relato de tristeza, risas y final feliz.
Como en aquellos cuentos donde un beso casto,
levanta a la más bella y dulce de las damas.


O en aquellos otros relatos de domingo,
en el que él desgraciadamente diferente,
consigue la más normal de las victorias,
el éxito.

Por personajes, viejos conocidos.
En situaciones otrora vividas.
El viejo verde conserje, la rubia tonta
y el ambicioso triunfador de humilde abolengo.


Gracias al arte de imaginar tecleando,
tu antiguo profesor, ahora es villano.
El rostro de la princesa, el de tu primer amor

y por coche, aquel que siempre anhelaste, mas no pudiste tener.

Y al final la ansiedad,
De ver de reojo el FIN del cuento.
Y pausar adrede el ritmo de la lectura,
para así continuar disfrutando de las imágenes,
paisajes, voces y rostros que tu mente ha ido hilvanando y creando.

Y así es como terminaría ese cuento,
de continuo teclear.
En la inmediata nostalgia y el seguir soñando.


FIN


A. A. A